sábado, 9 de abril de 2011

Crítica de Ignacio Santillana para Revista Siamesa

Un grupo de jóvenes se juntan a ensayar una obra. Más que ensayar, la intención es vivir una obra, en una especie de retiro espiritual. Se convocan en una casa de un pueblo de provincia. La condición es actuar todo el tiempo posible. Para eso, para ayudar a que la ficción se instale, usarán vestimenta clerical, porque la excusa es ensayar una obra en la que los personajes son, justamente, curas y monjas. (Digresión: se juntan para ver qué pueden rescatar de la antigua Víctimas, obra de Marcelo Bertuccio estrenada en 2008.) 
Cada uno de los actores están ahí por diversos motivos: escapando de la marihuana, del suicidio o profundizando en la búsqueda de la identidad sexual. Esto nos demuestra que los grupos humanos funcionan, en definitiva, siempre de la misma manera: nos juntamos por diversos motivos, pero con un fin en común. Así, Conventa pareciera decirnos que no importa si lo que nos convoca es una vocación religiosa o artística, lo que verdaderamente importa es que estemos ahí. Que estemos ahí siendo nosotros y, eventualmente, siendo otros: actor, monja o, incluso, espectador.
Bien. Un respiro. Es complejo pero no complicado. Para los que conocemos de cerca el trabajo de Marcelo Bertuccio como maestro de dramaturgia, sentimos una identificación instantánea con la obra, porque lo que propone Conventa al espectador, es lo que viene sugiriendo Bertuccio en sus talleres: aceptación del error como una posibilidad, adopción de certezas provisorias y mucho kill you darlings, entre otras cosas.
Por otro lado, en Conventa se están moviendo y entrelazando todo el tiempo los límites de realidad y ficción. Los actores convocados a vivir una ficción vestidos de religiosos deben forzar sus propias experiencias. La anécdota, como ya se dijo, es juntarse a hacer una obra o a rezar, da lo mismo. Pero fuera de eso son personas, individuos como cualquiera. Entonces, estos individuos lucharán por mantenerse dentro de esa ficción que va creciendo a fuerza de situaciones dramáticas, en su mayoría desencadenadas por la convivencia entre desconocidos. Y acá están incluidos, como siempre, los que trascenderán esa ficción, con la posterior vuelta a la realidad; pero están también, los que se quedarán a vivir en esa creación ficcional que, de alguna manera, pasa a ser realidad. De cualquier forma, se trata de elegir por uno mismo para no ser elegido. Otra vez: elegir por uno mismo para no ser elegido.
Una mención aparte merecen las actuaciones, que suenan en perfecta armonía, sin desafinar. Cada uno tiene su solo, sí, su pequeño monólogo que lo hace único, pero es un solo que se propone sumar en lo colectivo, y no en el simple brillo individual.
Para finalizar, Conventa nos deja una pregunta esperanzadora: si logramos sacar de nosotros todo lo que nos hace mal ¿podremos erradicar la maldad del mundo?


FICHA TÉCNICA:
Muriel Burgeois / Noelia /Hermana Nuria / Asistencia /Producción             
Juan Santiago Privitera / Federico / Padre Javier / Producción
Silvia Mañá / Marta / Madre Juana / Producción
Cecilia Venturutti / Vanina / Hermana Magdalena / Producción
Guadalupe Cuevas / Eda / Hermana Clara / Vestuario / Ilustraciones / Audioclip
Pablo Tagliani / Daniel / Padre Uriel / Comunicación
Javier Alemanno / Alejo / Padre Salvador / Iluminación / Diseño / Comunicación
Francisca Cesare, Alicia Dezarnaud, Laura Smid / Colaboración en Realización de vestuario
Diego Balan, Valeria Benzaquen, Ana Gutiérrez, Pablo Moguillanes, Juan Lastiri / Músicos invitados
Marcelo Bertuccio / Dramaturgia / Puesta en escena


QUERIDA ELENA
Pi y Margall 1124 / Capital Federal / Teléfono: 4361-5040 /

Entrada: $ 35,00 - Viernes - 21:30 hs - Hasta el 06/05/2011

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